Arte y cultura Andrea González
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Viena en seis paradas

Viena es testimonio de una Europa que pudo ser y no fue, capital de emperatrices y filósofos, plaza de grandes eventos históricos durante el siglo XX y hoy una de las ciudades con mejor calidad de vida del mundo. De Freud a Klimt, pasando por la vida de Sissi y los éxitos de la Viena Roja, te proponemos una escapada en 6 paradas temáticas para sumergirte en un refugio de otro tiempo. Este otoño, vuela de Madrid a Viena desde 13 000 Avios (ida y vuelta).

  1. 1 Una panorámica: Tranvía 1

    Para los recién llegados que busquen ubicarse en Viena o para quienes disfruten de un último vistazo antes de partir, el tranvía, bautizado por los locales como Bim, es una de las columnas vertebrales de la ciudad. Sus vagones de caballos en 1840 se han dado paso a la red de tranvías más extensa del mundo. La línea 1 recorre la mayor parte de la Ringstrasse, el boulevard más exquisito de Viena, construido en el siglo XIX sobre el trazado de la muralla antigua alrededor de todo el centro histórico. Los tranvías vieneses son un lujo: desde el tranquilo recorrido de la línea 1 puedes admirar emblemas como la Ópera Estatal, el increíble Palacio Imperial (residencia de la Emperatriz Sissi) y sus jardines, el Parlamento o el Ayuntamiento, (con su famoso árbol de Navidad, desde noviembre) o la Karlskirche. Para terminar el viaje, bájate al final de la ruta en el Prater, el parque de atracciones más antiguo del mundo.

    Qué hacer en una escapada a Viena. En la imagen, un tranvía típico de Viena, con su parte superior en blanco y la inferior en rojo, pasa delante de la Ópera Estatal de Viena, reconocible por su fachada renacentista y su tejado de cobre verde
    Un tranvía típico pasa delante de la Ópera Estatal de Viena.
  2. 2 El museo: Palacio Belvedere

    Este Palacio, que en realidad son 3, alberga una de las colecciones de arte más valiosas de Austria. En el Belvedere superior, un imponente palacio barroco, se encuentra la obra más famosa del patrimonio artístico vienés: El Beso de Klimt. A ella se suman otras 23 pinturas del artista, incluyendo Judith I, y obras cumbres de Edvard Munch, Renoir, Oskar Kokoschka, Egon Schiele o esculturas de Rodin. Sorpresas como una versión del famoso Napoleón cruzando los Alpes también aguardan entre las galerías. Frente al Palacio, los Jardines Belvedere, también de estilo barroco, se encuentran entre los más bellos de la historia de Europa. Son, además, un refugio sonoro dentro de la ciudad.

    Escapada a Viena. Vista trasera del Palacio Belvedere al atardecer de la primavera. En la imagen puede verse parte del jardín barroco, con un césped perfecto y un camino de gravilla flanqueado por parterres de flores.
    Vista trasera del Palacio Belvedere al atardecer, con parte de sus jardines barrocos.
  3. 3 Un bocado: Wiener Schnitzel

    El escalope vienés es el plato nacional más famoso de Austria, tan influyente que hasta lo han adoptado como propio sus vecinos suizos, alemanes e incluso húngaros. Uno de los mejores restaurantes para probarlo es Meissl & Schadn, dentro de la Ringstrasse. La leyenda de este restaurante nació en el hotel del mismo nombre, en el siglo XIX, cuando se granjeó el título de “Meca para los amantes de la carne”, atrayendo a lo mejor la burguesía vienesa, con clientes como Sigmund Freud o Stefan Zweig. Aunque el hotel fue destruido en 1945, su heredero, el restaurante, abrió en 2017 para ofrecer el delicioso schnitzel de ternera tradicional y otras especialidades como el tafelspitz.

    Dónde comer schnitzel en Viena. En la imagen, un camarero sirve un plato de schnitzel en Meissl & Schadn
    Un camarero sirve un plato de schnitzel en Meissl & Schadn. ©Florian Weitzer Hotels and Restaurants.
  4. 4 Arquitectura diferente: Karl-Marx-Hof

    Viena es el mayor referente europeo en cuanto a vivienda se refiere, con el plan inmobiliario más sostenible de todo el continente. Ello ha hecho que The Economist la reconociese como la ciudad con mejor calidad de vida del mundo entre 2022 y 2024. La clave la encontraron hace ya 100 años, cuando el gobierno de la Viena Roja lanzó la política de vivienda más innovadora del siglo al poner a disposición del pueblo 65 000 viviendas. El símbolo de este éxito es Karl-Marx-Hof, un complejo arquitectónico de más de un kilómetro de longitud y una superficie de 15 hectáreas diseñado por Karl Ehn, que se puede explorar gracias a visitas guiadas especiales. En su interior casi 1400 viviendas, una increíble muralla contemporánea que en sus tripas alberga jardines, áreas de juego, lavanderías, guarderías, un consultorio médico, una oficina postal, una farmacia, dos bibliotecas y 25 comercios locales. El alcalde de Viena inauguró el complejo el 12 de octubre de 1930 afirmando que “algún día, estas piedras hablarán por nosotros”. Hoy son ellas las que equilibran el precio del alquiler en la capital austriaca.

    En la imagen, una de las entradas de Karl-Marx-Hof, con los árboles que rodean el edificio. Pueden verse las arcadas de acceso a los parques interiores. Entre ellas, los diferentes portales a las viviendas, en edificios blancos y rojos.
    La entrada a Karl-Marx-Hof, con sus arcadas que dan acceso a los patios interiores
  5. 5 Una parada histórica: Café Central

    Si Viena se convirtió a principios del siglo XX en la capital más cosmopolita del mundo fue, sin duda alguna, por la cultura de los cafés. En aquellas cafeterías del centro histórico, al amparo de las mesitas de mármol, los periódicos de mano en mano y las tazas de einspänner, los filósofos, los artistas y los revolucionarios cambiaron el mundo. En el número 14 de la calle Herrengasse aguarda el Café Central, uno de los epicentros intelectuales y políticos de la Europa del siglo XX. También conocido como “la escuela de ajedrez”, por la afición de sus clientes a retarse entre ellos. Allí los positivistas del Círculo de Viena se reunieron para regalar al mundo el método científico; los revolucionarios como Trotski o Stalin se cruzaron con futuros adversarios como Hitler, que intentaba vender sus postales pintadas a mano mientras escuchaba las tertulias políticas; y escritores como Polgar o Zweig discutían la vanguardia literaria. Hoy, en el Café Central se puede seguir degustando el famoso apfelstrudel y otras delicias pasteleras en un entorno de película, aunque también hay otras opciones. Landtmann, frente al Ayuntamiento, era el preferido de Freud. En el del hotel Sacher se puede probar su legendaria tarta. Y Prückel permite viajar directamente a los años 50.

    Café Central en Viena. Al fondo, dos retratos de Francisco José I de Austria y la emperatriz Elisabeth (Sissi). Mesas llenas de clientes disfrutan del ambiente elegante bajo lámparas colgantes clásicas.
    Café Central en Viena. Al fondo, dos retratos de Francisco José I de Austria y la emperatriz Elisabeth (Sissi). ©Café Central at Palais Ferstel, Vienna.
  6. 6 Un souvenir: Mercadillos de antigüedades

    Viena es una de las capitales mundiales del mercado de antigüedades y de segunda mano. Su Naschmarkt, el mercadillo de artesanías, obras de arte y antigüedades más emblemático, es ya toda una institución en la ciudad. Se celebra cada mañana de sábado, desde el alba hasta las dos o tres de la tarde y en sus puestos se puede encontrar la mezcla perfecta entre particulares y comerciantes profesionales, por lo que cada semana la oferta es muy diferente. Otro de los mercadillos de antigüedades, arte y porcelanas con más asiduos es Am Hof, a 5 minutos del Café Central, que se celebra de marzo a noviembre. A partir de entonces los puestos se llenan de galletas de jengibre y de glühwein para inaugurar el mercadillo navideño más tradicional de Viena.

    En la imagen, uno de los puestos muestra una imagen con una composición de bodegón clásico. Dos teteras de plata, un pequeño busto de Tutankamón, una cámara de fotos antigua o una miniatura de una furgoneta Mercedes
    Bodegón de uno de los mercadillos.