Arte en Cantabria: del Paleolítico a las vanguardias
Para los amantes del arte, Cantabria es una mina de inspiración con tesoros que cuentan toda la historia del hombre. Recórrela desde la cueva de Altamira, la Capilla Sixtina del arte rupestre, hasta el Centro Botín, un referente absoluto del arte contemporáneo, pasando por la increíble arquitectura de Comillas, con obras de Gaudí y de Domènech i Montaner, y eventos en la primera línea artística, como la Feria ARTESANTANDER, que ya calienta motores para su nueva edición, del 11 al 15 de julio en el Palacio de Exposiciones y Congresos de Santander, en el Sardinero.
Cantabria es tierra de arte. Tanto es así que su historia cuenta ya 36 000 años. Nuestros antepasados alumbraron el arte en las paredes de las cavernas donde buscaron refugio, dando lugar a una galería que retrata el nacimiento del talento creativo del hombre. En Altamira, con sus múltiples salas y galerías que forman un complejo de 270 metros, los humanos paleolíticos se asentaron durante unos 22 000 años y grabaron las primeras formas geométricas, líneas y figuras, al principio de manera abstracta. Desde ahí, sus expresiones fueron ganando complejidad, hasta dar lugar entre el 17 000 y el 15 000 a. C. a lo que conocemos como la Capilla Sixtina del arte rupestre: El Gran Techo de los Bisontes Polícromos. En la Gran Sala de Altamira los habitantes de la cueva pintaron, como si desearan crear un pequeño zoológico, caballos, ciervos y, sobre todo, bisontes. Representaron animales con los que se cruzaban cada día con mimo y detalle, con carbón vegetal para realizar el trazado exterior y óxido de hierro para el interior, jugando con las formaciones rocosas de la cueva para dar relieve a sus imágenes.

Sabemos que la Sala de los Bisontes es una obra colectiva. Su excelente estado de conservación ha permitido identificar 16 bisontes, 2 ciervos y, al menos, 2 caballos. Algunas de estas figuras se superponen sobre otras, lo que nos hace pensar que no todas las imágenes se pintaron al mismo tiempo. En la misma sala encontramos además unas expresiones pictóricas muy humanas: negativos de unas manos, sobre la pared. En la Galería Final, el último tramo de Altamira, los trabajos arqueológicos han permitido identificar la silueta de una pequeña mano infantil. La cueva original, por conservación, sólo puede ser visitada por los especialistas que cuidan y preservan el arte de la primera humanidad. Sin embargo, una excelente gestión museística –el primer museo sobre la cueva, su arte y sus restos arqueológicos abrió sus puertas hace ya más de un siglo– ha dado lugar a la Neocueva, una reconstrucción exacta que permite contemplar cómo fue la Altamira de hace 13 000 años. La cueva, que fue declarada Patrimonio Mundial por la Unesco en 1985, se encuentra en la villa medieval de Santillana del Mar, parte de la lista de los Pueblos más Bonitos de España.

Comillas es otro de los municipios que integran este prestigioso ranking. Emblema de la Cantabria que sirvió, desde finales del siglo XIX, como destino vacacional de la nobleza española, ofrece extraordinarios atractivos de arquitectura modernista. Este estilo llegó a la localidad por encargo de Antonio López y López, primer marqués de Comillas, que volvió a España tras hacer fortuna en Cuba y se asentó en la industria naviera y ferroviaria, estableciendo una profunda amistad con el rey Alfonso XII, quien le reconoció con el marquesado de Comillas. En 1881, López y López invitó al monarca a pasar el verano en Comillas, primera localidad de España con alumbrado público eléctrico, instalado por encargo expreso del marqués.
El Marqués de Comillas, aunque instalado en Barcelona, confió a los mejores arquitectos catalanes la construcción y renovación de grandes joyas. A Joan Martorell i Montells, mentor de Gaudí e introductor en España del neogótico, le encargó el Palacio de Sobrellano, una monumental obra ideada en la década de 1870 para convertirse en su residencia de verano. El Palacio de Sobrellano, al que hoy se puede acceder en visitas guiadas de 45 minutos, se construyó en estilo neogótico pero con elementos de estética modernista. La fachada, uno de los aspectos más reconocibles del palacio, es una galería de piedra de Carrejo con columnata con remates de flor de lis (guiño a los Borbones), todo obra del escultor Joan Roig. El interior incluye vidrieras del taller de Eudaldo Amigó, pinturas de Eduardo Llorens y muebles de un joven Antoni Gaudí.

A estas dos grandes obras se sumó el trabajo del arquitecto Lluís Domènech i Montaner, con obras como el edificio de la Antigua Universidad Pontificia de Comillas, completando su construcción con impresionantes elementos historicistas, la ampliación del Cementerio de Comillas, cuya fachada fue declarada Bien de Interés Cultural y sobre la que se eleva la escultura de El ángel exterminador de Josep Llimona, o la monumental Fuente de los Tres Caños.

Otro de los grandes centros del arte es Santander. La capital cántabra alberga espacios como el Museo de Arte Moderno y Contemporáneo de Santander y Cantabria, con obras tan relevantes como el Retrato de Fernando VII pintado por Francisco de Goya en 1814. Sin embargo, la joya de la corona es el Centro Botín, una institución de renombre internacional en torno a la que gira la actividad artística contemporánea en Cantabria. En una ubicación inmejorable, frente a la bahía, se levanta el edificio de Renzo Piano, ganador del Pritzker en 1998, y Luis Vidal. La construcción, de doble estructura y fachada de cerámica diseñada para reflejar el azul del mar, alberga más de 3500 m2 de espacio para exposiciones de arte y actividades educativas y culturales. Dependiente de la Fundación Marcelino Botín e inaugurado en 2017, el Centro Botín cuenta en su programación con propuestas como la exposición, organizada en colaboración con el Museo Reina Sofía, MARUJA MALLO: Máscara y compás. La muestra, que se podrá visitar hasta el próximo 14 de septiembre, repasa la maestría pictórica de una de las artistas fundamentales del surrealismo español, contemporánea y amiga de personajes como Dalí, Lorca, Miguel Hernández, Rosa Chacel o Buñuel.

Para los que quieran sumergirse en el arte actual, Cantabria acoge además entre el 11 y el 15 de julio la feria ARTESANTANDER, que este año celebra su edición número 33. Junto a las playas del Sardinero, los visitantes podrán apreciar el mejor arte independiente de las más sofisticadas galerías de todos los rincones de España, a las que se suman firmas europeas y latinoamericanas, al tiempo que se celebran y premian algunos de los más influyentes artistas del panorama contemporáneo.
